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Piense y hágase rico
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Piense y hágase rico es uno de los libros más vendidos en todo el mundo. Napoleón Hill demuestra en este libro que todas las personas, sin importar su preparación y su situación, pueden tener el éxito que desean.
Piense y hágase rico es un libro que condiciona y prepara la mente para luchar incansablemente por conseguir la riqueza. Basada en la psicología de la auto-sugestión, Napoleón narra numerosas anécdotas que llevaron al éxito a múltiples millonarios. Es un libro ideal para aquellos que buscan la motivación necesaria para emprender un negocio o simplemente quieren tener éxito en aquello que les apasiona.
Este libro trasmite la experiencia de más de quinientos hombres inmensamente ricos, que comenzaron de cero, sin nada que dar a cambio de la riqueza, salvo sus pensamientos, ideas y planes organizados. El lector dispone aquí de toda la filosofía sobre cómo ganar dinero, tal como se elaboró a partir de los logros reales de la mayoría de los hombres de éxito que ha conocido el pueblo estadounidense durante los últimos cincuenta años. Se describe qué hacer y también cómo hacerlo. Presenta las instrucciones completas acerca de cómo vender sus servicios personales. Le proporcionará un método perfecto de autoanálisis que fácilmente revelará lo que ha estado separándole de la fortuna en el pasado. Se describe la famosa fórmula de Andrew Carnegie de realización personal gracias a la cual acumuló cientos de millones de dólares para sí mismo y para no menos de una veintena de hombres millonarios a los que enseñó su secreto... EL EDITOR
“EL HOMBRE QUE «PENSÓ» EN LA MANERA DE ASOCIARSE CON THOMÁS A. EDISON
Desde luego, «los pensamientos son cosas», cosas muy poderosas cuando se combinan con la exactitud del propósito, la perseverancia y un imperioso deseo de convertirlas en riqueza, o en otros objetos materiales.
Hace algunos años, Edwin C. Barnes descubrió lo cierto que es que los hombres realmente piensan y se hacen ricos. Su descubrimiento no surgió de pronto, sino que fue apareciendo poco a poco, empezando por un ferviente deseo de llegar a ser socio del gran Edison.
Una de las características principales del deseo de Barnes es que era preciso. Quería trabajar con Edison, no para él. Observe con detenimiento la descripción de cómo fue convirtiendo su deseo en realidad, y tendrá una mejor comprensión de los principios que conducen a la riqueza.
Cuando apareció por primera vez en su mente, Barnes no estaba en posición de actuar según ese deseo, o impulso del pensamiento. Dos obstáculos se interponían en su camino. No conocía a Edison, y no tenía bastante dinero para pagarse el pasaje en tren hasta Orange, New jersey. Estas dificultades hubieran bastado para desanimar a la mayoría de los hombres en el intento de llevar a cabo el deseo. ¡Pero el suyo no era un deseo ordinario!
EL INVENTOR Y EL VAGABUNDO
Barnes se presentó en el laboratorio de Edison, y anunció que había ido a hacer negocios con el inventor.
Hablando de su primer encuentro con Barnes, Edison comentaba años más tarde: «Estaba de pie ante mí, con la apariencia de un vagabundo, pero había algo en su expresión que transmitía el efecto de que estaba decidido a conseguir lo que se había propuesto. Yo había aprendido, tras años de experiencia, que cuando un hombre desea algo tan imperiosamente que está dispuesto a apostar todo su futuro a una sola carta para conseguirlo, tiene asegurado el triunfo. Le di la oportunidad que me pedía, porque vi que él estaba decidido a no ceder hasta obtener el éxito. Los hechos posteriores demostraron que no hubo error». No podía haber sido el aspecto del joven lo que le proporcionara su comienzo en el despacho de Edison, ya que ello estaba definitivamente en su contra. Lo importante era lo que él pensaba.
Barnes no consiguió su asociación con Edison en su primera entrevista. Obtuvo la oportunidad de trabajar en el despacho de Edison, por un salario insignificante.
Transcurrieron los meses. En apariencia, nada había sucedido que se aproximase al codiciado objetivo que Barnes tenía en mente como su propósito inicial y preciso. Pero algo importante estaba sucediendo en los pensamientos de Barnes. Intensificaba constantemente su deseo de convertirse en socio de Edison.
Los psicólogos han afirmado, con todo acierto, que «cuando uno está realmente preparado para algo, aparece». Barnes se hallaba listo para asociarse con Edison; además, estaba decidido a seguir así hasta conseguir lo que buscaba.
No se decía a sí mismo: «Vaya, no hay manera. Supongo que acabaré por cambiar de idea y probaré un trabajo de vendedor». En vez de eso, se decía: «He venido aquí a asociarme con Edison, y eso es lo que haré aunque me lleve el resto de la vida». ¡Estaba convencido de ello! ¡Qué historia tan diferente contarían los hombres si adoptaran un propósito definido, y mantuvieran ese propósito hasta que el tiempo lo convirtiese en una obsesión obstinada!
Quizás el joven Barnes no lo supiera en aquel entonces, pero su determinación inconmovible, su perseverancia en mantenerse firme en su único deseo, estaba destinada a acabar con todos los obstáculos, y a darle la oportunidad que buscaba.” fragmento tomado del libro piense y hágase rico de Napoleón Hill. Tercera reimpresión, diciembre 1996.
DETALLES
Número de páginas: 311
Editorial: Obelisco
Idioma: español
Sinopsis
Tras más de veinte años investigando científicamente a los hombres más ricos de su época, Napoleon Hill aprendió el secreto de la riqueza del famoso industrial y escritor Andrew Carnegie. Carnegie no sólo llegó a ser multimillonario sino que hizo millonarios a una multitud de personas a las que enseñó su sabiduría.
Piense y hágase rico es una obra diseñada a partir de una experiencia para conseguir el triunfo económico y personal de la humanidad entera. Gracias a este libro, la riqueza y la realización personal están al alcance de todas aquellas personas que lo deseen. No dejes el éxito en manos de unos pocos y lucha por tu trozo de pastel.
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